España
es actualmente un país deprimido en el que no es posible hablar de otra cosa
que de la crisis o de lo mal que está todo. Junto a la depresión, el miedo a perder lo
que tenemos, el miedo de no saber hasta dónde podemos llegar es la segunda característica
de los españoles hoy. La depresión y el miedo se completan con una tercera
situación: el escándalo permanente. Nuestras instituciones viven en el escándalo
permanente, ¿ qué decir del rey y de la familia real?, ¿ qué decir del Partido
Popular y su gobierno con el escándalo Gürtel y el escándalo Bárcenas a cuestas? . Pero el
escándalo tiene también una vertiente de pérdida de derechos que resulta no
menos incalificable por escandalosa. ¿Qué decir del paro?, ¿qué decir de una
reforma laboral que hace trizas cualquier derecho de los trabajadores?, ¿qué
decir del derecho a la asistencia sanitaria?, ¿qué decir de dónde vamos a dejar
el derecho a la educación?, ¿qué decir de dónde va a quedar el derecho a la
jubilación?, ¿dónde estamos dejando el derecho a la vivienda?, ¿dónde el
derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo?, ¿qué perspectiva vital y
humana, qué proyecto de vida estamos ofreciendo a nuestros jóvenes obligados a
vivir a la sombra de sus padres?. Y como guinda, un gobierno empeñado
en hacernos comulgar con ruedas de molino. Un gobierno servil a las exigencias
del exterior pero ciego y sordo a las peticiones de sus ciudadanos. Un gobierno
empeñado en que no hay más alternativa que el estrangulamiento, el recorte
permanente de nuestro país y que en esa medida se está convirtiendo en una
parte más que significativa del problema de España.
La situación es
gravísima, esto es innegable, pero por eso mismo requiere de la búsqueda
urgente de una alternativa. Una alternativa que debe ser radicalmente distinta
a lo que está haciendo el Gobierno del Partido Popular, ya que por este camino, como podemos ver a diario , los
resultados solo son más de lo mismo. En medio de la depresión, el miedo y el
escándalo, la alternativa debe pasar por la participación, la unión, la
solidaridad social para recuperar los derechos y la esperanza. Una
participación inevitablemente política, porque queremos solucionar los problemas del país.
Pero una participación sobre unas nuevas bases que deben superar el estrecho concepto actual de que con votar
cada 4 años es suficiente. Una participación masiva porque debemos lograr que
se nos tenga en cuenta y una solución con un objetivo de transformar
radicalmente el sistema político actual. Es decir una participación con un objetivo
político republicano porque ¿alguien
cree posible otra política con las actuales instituciones?
Para salir de la crisis
necesitamos una movilización social en torno a una mayoría social que logre una
solución política nueva, una República. Una forma de Estado basada en una
soberanía popular real, no únicamente sobre el papel como la actual. En un
gobierno que sea capaz por su carácter representativo de desarrollar políticas
independientes de los grupos financieros internaciones y nacionales. Un
gobierno representativo que asegure el cumplimiento de la ley para que los
derechos sociales, trabajo, sanidad, vivienda, educación… sean realmente
ejercidos y no destrozados como en la actualidad. Un gobierno laico y
representativo que garantice las libertades en lugar de “mantenerlas” a golpes
de la policía antidisturbios y multas caprichosas como en las viejas épocas.
Pero sobre todo, necesitamos un gobierno republicano que no engañe, que cumpla
aquello para lo que fue elegido o se retire para dejar paso a otros.
No todas las políticas
son iguales ni tampoco todos los políticos. Políticos somos todos los
ciudadanos cuando ejercemos nuestro derecho a la participación, a la propuesta
y al control de las soluciones que se
ponen en marcha. El estado actual es un freno para esto y por eso una República
que permita la más amplia participación del ciudadano en todos los asuntos se
convierte cada día en una alternativa más urgente y realista ante la depresión,
el miedo y el escándalo permanente que nos rodea.
Para extender la
necesidad de esta República, convencido de la necesidad de otra política, he
decidido participar en la Junta Republicana de Getafe. Colabora con nosotros.
José Luis Sánchez del
Pozo
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